Se aproximan el Congreso Ordinario y las elecciones para nombrar a los futuros dirigentes de la Federación. Ya se mueven las tendencias que participarán en estos eventos ofreciendo propuestas y criticando a sus oponentes. Lo recomendable es no perderse en esa maraña de críticas al cual más mordaces y ofensivas ni en las ofertas demagógicas, no olvidar que la consecución de nuevas conquistas no depende de la calidad del dirigente sino de la capacidad organizativa y combativa de las bases.
Lo importante es descubrir en los frentes cuál es su posición frente al actual gobierno. Si son seguidores e idealizadores del “proceso de cambio” terminarán fatalmente desarrollando una política oficialista y sirviendo al gobierno de turno que, con la aplicación de la Ley “Siñani – Pérez”, está condenado a pisotear –como ya lo está haciendo- las conquistas sociales, profesionales y económicas del magisterio; estarán condenados a poner a la Federación al servicio del gobierno y de las autoridades educativas, comprometiendo su independencia sindical. Contrariamente, los frentes anti oficialistas estarán obligados a atrincherarse junto con las bases para defender palmo a palmo las conquistas amenazadas y a garantizar la independencia sindical.
Ahora, no hace falta ningún esfuerzo para identificar políticamente a los candidatos y frentes: Tenemos “dos frentes de defensa”, uno liderado por Victos Cáceres y el otro por Federico Pinaya. No cabe duda que ambos son igualmente oficialistas, el primero llegó a ser Ministro de Educación del régimen masista y defendió a capa y espada la “Siñani – Pérez”, introdujo algunos maquillajes para hacerla más potable en el magisterio, en la educación privada, en el clero, etc.; defendió a muerte la llamada “participación comunitaria popular” que ahora está haciendo gemir a los maestros en todas partes; el segundo ha entregado la Confederación al servicio del gobierno y sus militantes más connotados se han convertido en autoridades educativas y actúan como verdugos de las bases.
Probablemente aparezca también en el escenario el FUM que durante los últimos dos años ha trabajado abiertamente con la gobernación y las autoridades del SEDUCA y ha pretendido fracturar a la Federación para debilitarlo, intento fallido porque ha sido violentamente rechazado por las bases.
El LUMAC que es un frente abiertamente masista y sobran los comentarios.
URMA, se ha mantenido, de principio a fin, consecuentemente anti oficialista, ha desnudado la naturaleza anti docente y anti educativa de la “Siñani – Pérez”; a pesar del sabotaje de las autoridades, ha defendido los derechos de las bases de manera consecuente; en el plano institucional, ha salvado el local de la Federación de un inminente remate; ha rendido cuentas periódicamente a las bases, etc.
La decisión final está en manos de las bases. La disyuntiva es clara: ¿quieren una Federación independiente del gobierno y al servicio de las bases o quieren una organización sindical que sea furgón de cola del oficialismo y un antro de prebendas para copar cargos administrativos y docentes?
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